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Mis migrañeros lectores,

Hay una serie de pensamientos y de ideas que me han rondado la cabeza durante este tiempo que no he podido escribir. Si tan sólo pudiera explicar lo que pasa podrían darme un consejo, pero creo que esto sí tendré que resolverlo solo. Como saben, de esas cosas que no se pueden pedir ayuda a alguien conocido o cercano, sino que uno se tiene que dar el madrazo para aprender.

Nadie experimenta en cabeza ajena.

OK, acabé mi carrera, de lo cual estoy orgulloso de haberlo hecho. Estoy planeando qué haré con mi vida, y madres. No sólo llegan las indecisiones sino las decisiones que hay que tomar para confrontar el futuro. Y bajo la circunstancia en la que se me presentó, la verdad no me agrada del todo.

Pero siempre, absolutamente siempre, de lo malo hay algo bueno. Y esta semana me he sentido muy bien, a pesar de las migrañas que últimamente me han dado. Me siento vivo a pesar de mucha información que tengo en la cabeza y que no he ordenado. Como cuando uno siente que se puede comer el mundo de un mordisco.

Una semana llena de información, organización, decisiones. Pero eso sí, de una decisión no me arrepiento. Una de las 2834756742389407528439 que debo tomar en este preciso momento.

Ya sólo de pensar en el número me da migraña. Mejor sigo organizando y leyendo. Pero eso sí, tu, que estás leyendo el blog, y que sé que lo lees constantemente [cuando hay algo nuevo jeje] y me refiero a una persona sólamente, tu me das un respiro de aire fresco. Y no sabes las ganas que tengo de verte. Te quiero.

Y antes de que se inunde de melcocha el blog, me despido.

Tomando algo para la Base de Datos de Lalo,

Lalo.