Resulta que, como todos los días, me sacan a una jaula para tomar el sol, ya que si no lo hacen muero de frío. Como siempre, me ponen en el sol en una jaula y yo estaba esperando a que me dieran de comer. Al ver que todavía no me daban, pues me esperé. Y bueno, estaba muy contento cuando veo una puerta abierta de la jaula. Al ver que no tengo aventura alguna mas que estar en la jaula, zurrar, comer y tomar el sol, me decidí a salirme sin decirle nada a nadie.
Me salí y sentí algo que no había experimentado: salir al aire libre. Mi dueño había salido a trabajar, así que no había problema. Salí y sentí el pasto en mis patas. Total, salí a dar una vuelta. Me fui escondiendo sin que nadie me viera para poder explorar un poco más.
Salí caminando hacia el lado derecho de la casa, de pronto ya estaba en frente de la casa donde vivo. Y ya siendo más intrépido y veloz, crucé la calle por primera vez. ¡Por primera vez! Como vi que no había nada ni nadie para impedirlo, me fui y llegué a la casa de la esquina. Y así me fui a un lugar recóndito para descansar. Después subí a una carrucha* y ahí estaba.
Ya habían pasado 2 horas y ahí contemplaba todo. Todo hasta que me encontró mi dueño arriba y por fin me llevó a la casa. Fue una experiencia única. Lo único es que... ahora estoy castigado. Pero antes de cumplir mi sentencia, vine a postear con ustedes mi iguanoaventura :D Les dejo una foto mía.
Cardioide II.
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